A preguntas kilométricas, respuestas kilométricas, agárrate los calzones hijo, por que esto te va a doler....
¿Pudo Jesús tener fe
en Dios?
“Todas las cosas que oran y piden, tengan fe en que pueden darse por recibidas” (Marcos 11:24).
“Y yendo un poco más adelante, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa” (Mateo 26:39)
¿Podría Dios el Padre tener fe en alguien, como si se tratase de su superior? Él es el Todopoderoso, y no existe nadie que esté por encima de su naturaleza y dignidad. No existe persona en el universo en quien él tenga que esperar o confiar como si se tratase de su superior.
¿Y qué decir de Jesús el Hijo? ¿Tuvo fe en Dios cuando vino a la Tierra? Él hizo muchas oraciones y hasta enseñó a otros la forma apropiada de hacerlo (Mateo 6:9). La Biblia dice que las oraciones son inválidas cuando se hacen sin fe (Santiago 1:5,6). ¿Hacía Jesús oraciones con fe? Indudablemente. De no ser así, nunca habría obtenido respuestas.
Este asunto pone en evidencia otro de los errores de la Trinidad. Si Jesucristo era Dios, ¿por qué hacía oraciones? ¿Para qué, si él era “100% Dios”? ¿Oraciones a quién, si él era el Todopoderoso? ¿Necesitará Dios hacer oraciones? ¿No es Dios autosuficiente? Esto es lo que se enseña cuando se afirma que Jesucristo es Dios.
¿Pudo Jesús tener fe en Dios? De acuerdo a la Trinidad, pueden haber dos opciones: Jesús era Dios y tenía fe, y puesto que la fe es en Dios, Dios tenía fe en sí mismo —algo contradictorio—. La otra opción es que Jesús era Dios pero no tenía fe. ¿No dice la Biblia que las oraciones deben hacerse con fe?
El obstáculo para reconocer que Jesús tenía fe es la doctrina de la Trinidad. Si usted lee la Palabra de Dios haciendo a un lado los conceptos trinitarios, verá que todo es más claro y libre de “misterios”.
La fe de Jesús
"¿Cómo pudo Jesús tener fe en Dios? Él es Dios; sabe y ve todas las cosas sin depender de nadie. Ahora bien, la fe consiste precisamente en depender de otro ser y admitir lo que no se ve; por lo tanto, está excluida la posibilidad de que Jesús-Dios tuviera fe". (Jacques Guillet, teólogo francés)
Según este teólogo, esa es la opinión general del catolicismo. Pero debemos pensar: Si Jesús es un ejemplo para los cristianos en todo, también debe ser un modelo de fe.
La cuestión de la fe de Jesús es en realidad un enigma para los teólogos católicos, protestantes y ortodoxos que creen en la Trinidad como “el misterio central de la fe y de la vida cristiana”. Pero no todos niegan que Jesús tuviera fe. Jacques Guillet afirma que "es imposible no reconocer que Jesús tuvo fe", aún cuando admite que es una “paradoja” a la luz de la doctrina de la Trinidad".
Jesús, un hombre de oración
Jesús era un hombre de oración. Oró en todo momento:
Cuando fue bautizado (Juan 3:21).
Toda la noche antes de escoger a sus doce apóstoles (Lucas 6:12,13).
Antes de su transfiguración milagrosa en la montaña, con los apóstoles Pedro, Juan y Santiago. (Lucas 9:28,29.)
Estaba orando cuando uno de sus discípulos le pidió: "Enséñanos a orar", y entonces les enseñó la oración del padrenuestro. (Lucas 11:1-4; Mateo 6:9-13.)
Oraba solo y durante largo rato temprano por la mañana (Marcos 1:35-39).
Oraba al atardecer, en una montaña, después de despedir a sus discípulos (Marcos 6:45,46).
Oraba con sus discípulos y por sus discípulos (Lucas 22:32; Juan 17:1-26).
Oró momentos antes de ser arrestado en el jardín de Getsemaní (Mateo 26: 36-39).
Sí, la oración fue una parte importante en la vida de Jesús.
Oró antes de ejecutar milagros; por ejemplo, antes de resucitar a su amigo Lázaro, oró:
“Padre, te doy gracias porque me has oído. Cierto, yo sabía que siempre me oyes; pero a causa de la muchedumbre que está de pie en derredor hablé, a fin de que crean que tú me has enviado”. (Juan 11:41, 42)
La certeza de que su Padre contestaría aquella oración indica la fuerza de su fe. Esta relación entre la oración a Dios y su fe en él se evidencia en lo que dijo a sus discípulos: “Todas las cosas que oran y piden, tengan fe en que pueden darse por recibidas.” (Marcos 11:24). Y Santiago escribió en su carta acerca de las oraciones: “Pero que siga pidiendo con fe, sin dudar nada…” (Santiago 1:6).
Las oraciones que Jesús pronunció el último día de su vida terrestre nos permiten entender con más profundidad la fe firme que tenía en su Padre celestial. Pidió con esperanza y seguridad:
“Así que ahora, Padre, glorifícame al lado de ti mismo con la gloria que tenía al lado de ti antes que el mundo fuera”. (Juan 17:5)
La noche que estuvo en el jardín Getsemaní, en el monte de los Olivos, sabía que sus pruebas más difíciles y su muerte eran inminentes, por lo que “comenzó a contristarse y a perturbarse en gran manera”, y dijo:
“Mi alma está hondamente contristada hasta la muerte […] Y yendo un poco más adelante, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa. Sin embargo, no como yo quiero, sino como tú quieres”. (Mateo 26:36-38).
¿No evidencia esta oración que Jesús tenía una fe profunda en su Padre celestial? Jesús no quería que se hiciera su voluntad, sino la voluntad de Dios su Padre. No está de más decir que esta oración prueba que el Hijo y el Padre no son el mismo Dios.
¿Cuál fue la respuesta que su Padre celestial le dio en esta oración de fe?
“Entonces se le apareció un ángel del cielo y lo fortaleció” (Lucas 22:43).
¿No indican sus sufrimientos, la necesidad de ser fortalecido y sus súplicas que Jesús tenía fe? Haría bien en reflexionar lo relatado en Lucas 22:43, ‘un ángel del cielo fortalece a Jesús’ en respuesta a la profunda ansiedad que estaba experimentando.
¿Le parece compatible el concepto trinitario con el hecho de que Jesús fue fortalecido por un ángel? Si este era Dios, ¿sería correcto pensar que un ángel fortalezca a alguien que es Dios Todopoderoso?
Las oraciones de Jesús nos manifiestan que él era fuertemente dependiente de Jehová. Eran su medio de fortaleza en momentos de angustia. Demostraban públicamente que él confiaba a plenitud en Dios, es decir, que tenía fe. Sus oraciones también demostraron que amaba la voluntad del Padre, confirmando delante de todos que había sido enviado a la Tierra como un reflejo perfecto de Jehová.
Como se ve, el concepto trinitario y las oraciones de Jesús no parecen estar en armonía. Mientras los trinitarios se encuentran en un dilema (algunos creen que Jesús tenía fe; otros no lo creen), la Biblia muestra que Jesús tenía una fe plena en Dios, mostrando que él no es Dios mismo.
¿Será necesario perfeccionar a Dios?
La carta del apóstol Pablo a los Hebreos contiene numerosas citas bíblicas que nos hablan acerca de la fe de Jesucristo en su Dios y Padre. Y no sólo esto, sino que también se nos dice que él tuvo que ser perfeccionado para hacerse merecedor del puesto encumbrado que su Padre le otorgó. Los siguientes versículos bíblicos constituyen una contradicción para la Trinidad.
Hebreos 2:10
"Le fue propio a aquel [a Jehová] por cuya causa todas las cosas son y mediante el cual todas las cosas son, al llevar a la gloria a muchos hijos, perfeccionar mediante sufrimientos al agente principal de su salvación [Jesús]".
Hebreos 2:17, 18
"Le era preciso [a Jesús] llegar a ser semejante a sus hermanos en todo respecto para llegar a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en cosas que tienen que ver con Dios, a fin de ofrecer sacrificio propiciatorio por los pecados de la gente. Por cuanto el mismo ha sufrido al ser puesto a prueba, puede ir en socorro de los que están siendo puestos a prueba".
Hebreos 3:2
"Él [Jesús] fue fiel a Aquel [Dios] que lo hizo tal, así como Moisés también lo fue en toda la casa de Aquel".
Hebreros 4:15
"No tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado."
Hebreos 5:7-9
"En los días de su carne Cristo ofreció ruegos y también peticiones a Aquel que podía salvarlo de la muerte, con fuertes clamores y lágrimas, y fue oído favorablemente por su temor piadoso. Aunque era Hijo, aprendió la obediencia por las cosas que sufrió; y después de haber sido perfeccionado vino a ser responsable de la salvación eterna".
Preguntas para reflexionar:
¿Puede el Dios Todopoderoso hacerse igual a los humanos que él mismo creó?
¿Puede Dios ofrecer "ruegos y peticiones" a alguien, si él es Todopoderoso?
¿Quién “podía salvarlo de la muerte”? ¿A caso no tiene tanto poder como el Padre? ¿No dicen los trinitarios que Jesús y Jehová son “igualmente omnipotentes”?
¿Puede Dios dar "fuertes clamores y lágrimas"?
¿Puede Dios aprender la obediencia? ¿Obediencia a quién? Él es Todopoderoso.
¿Puede Dios ser perfeccionado, si él es infinitamente perfecto?
Estas preguntas son innecesarias si reconocemos que Jesús no es Dios. Él tuvo fe, no en sí mismo, sino en su Dios y Padre, persona distinta, separada y superior.
EL PADRE ES
siempre superior
al Hijo
Los testigos de Jehová sí creen la divinidad de Jesucristo. Sin embargo, la doctrina trinitaria de la divinidad de Jesucristo no es bíblica, pues cuando algunos hacen dicha afirmación, están diciendo que él es Dios mismo. Aunque Jesús posee divinidad, eso no lo hace Dios en igualdad con su Padre.
La conducta del Jesús humano siempre reflejó modestia, humildad y obediencia; su poder y autoridad eran limitados. Cuando resucita, regresa al lugar donde Dios reside. Su Padre le da más autoridad y poder, todavía limitados. Algunos dicen que Jesús se mostraba como un hijo sumiso en la Tierra porque su “naturaleza humana” le impedía ser como Dios, no obstante que al mismo tiempo era Dios. ¿Pero qué hay la sumisión que sigue mostrando cuando ya está en el cielo? ¿Llevó su “naturaleza humana” al cielo? ¿O es que en realidad él nunca ha compartido la divinidad absoluta con su Padre? Cuando usted reflexione en la citas bíblicas siguientes, verá que la idea de la “doble naturaleza” de Jesús carece de base sólida y que el Padre es siempre superior al Hijo.
La autoridad de Jesús es limitada siempre
El evangelio de Juan contiene numerosos textos bíblicos que indican que Jesús nunca actuaba con independencia, sino que se sujetaba a la voluntad de Dios y decía y hacía todo lo que Dios le enseñaba:
“El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre” (Juan 5:19).
“He bajado del cielo para hacer, no la voluntad mía, sino la voluntad del que me ha enviado.” (Juan 6:38.)
“No puedo hacer ni una sola cosa por mi propia iniciativa […] Porque no busco mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Juan 5:30).
“Yo he venido en el nombre de mi Padre” (Juan 5:43).
“Porque no he hablado por mi propio impulso, sino que el Padre mismo, que me ha enviado, me ha mandado en cuanto a qué decir y qué hablar” (Juan 12:49).
“Por lo tanto, las cosas que hablo, así como el Padre me las ha dicho, así las hablo” (Juan 12:50)
“Y que no hago nada por mi propia iniciativa; sino que hablo estas cosas así como el Padre me ha enseñado” (Juan 8:28).
“Y el que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo siempre hago las cosas que le agradan” (Juan 8:29).
Estas palabras no parecen de alguien que se consideraba Dios o que era igual a Dios. Si Jesús era “Dios en la carne”, ¿le parece lógico y consecuente con el resto de las Escrituras que no podía hacer nada por su propia iniciativa? ¿Dios sin voluntad propia? Más bien, esas palabras parecen de un Hijo obediente que se abstenía de actuar con independencia de Dios. Lo que Jesús predicaba provenía de su Padre, él le revelaba “qué decir y qué hablar”. De hecho, Dios ‘nunca lo dejó solo’, siempre ‘estuvo con él’ para enseñarle. ¿Sería razonable concluir que Jesús era igual a Dios mientras vivió en la Tierra?
La superioridad del Padre con respecto al Hijo se demuestra en una ilustración que dio Jesús. Asemejó a su Padre, Jehová, al dueño de una viña que viajó al extranjero y dejó la viña a cargo de cultivadores... que obviamente representan al clero judío antiguo. Con el tiempo, el dueño envió a un esclavo para conseguir parte de los frutos de la viña, pero los cultivadores golpearon al esclavo y lo despidieron sin nada. Entonces el dueño envió a un segundo esclavo, y sucedió lo mismo. Envió a un tercer esclavo, quien recibió el mismo trato. Entonces el dueño (Dios) dijo: “Enviaré a mi hijo [Jesús] el amado. Probablemente a este lo respeten”. Pero los cultivadores corruptos dijeron: “‘Este es el heredero; matémoslo, para que la herencia llegue a ser nuestra’. Con eso, lo echaron fuera de la viña y lo mataron”. (Lucas 20:9-16.) Esto también aclara que Jesús está sujeto al Padre; es el enviado del Padre para hacer la voluntad del Padre. Jesús es el subordinado.
Jesús continúa demostrando que su Padre es superior. Por ejemplo, en Juan 7:29 admitió:
“Yo lo conozco [a Dios], porque soy representante de parte de él, y Aquel me ha enviado.” (Juan 7:29.)
Jesús admite que es el Padre quien lo ha enviado. Y ¿quién es el mayor? ¿El que envía o el enviado? Jesús mismo responde:
“El esclavo no es mayor que su amo, ni es el enviado mayor que el que lo envió”. (Juan 13:16.)
Jesús muestra sin ninguna duda que el Padre es superior. Más categóricamente, afirmó:
“Si me amaran, se regocijarían de que sigo mi camino al Padre, porque el Padre es mayor que yo” (Juan 14:28).
¿Cree usted en lo que Jesús dijo? Con estas palabras, Jesús rebate con sencillez una doctrina que jamás pasó por la mente de sus seguidores. En contraposición, los trinitarios objetan diciendo que era su “naturaleza humana” la que hablaba, no la “divina”. A esto se le conoce como la doctrina de la doble naturaleza de Jesús; realmente sin fundamento sólido, porque el Padre no solamente es superior al Hijo en la Tierra, sino también en el cielo. (Véase el tema: ¿Puede el Diablo TENTAR al Dios Todopoderoso?, en donde se analiza la idea de una “doble naturaleza” en Jesús)
El apóstol Pablo puntualiza en su carta a los Corintios que Jesús aún teniendo mucho poder en los cielos, está sujeto a Jehová y éste constituye su Amo:
“Pero quiero que sepan que la cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la cabeza de la mujer es el varón; a su vez, la cabeza del Cristo es Dios” (1 Corintios 11:3).
Este texto nos muestra quién es la autoridad de cada miembro mencionado. Por tanto, si el Padre y el Hijo son iguales, este versículo demuestra que ese concepto es falso. Si Dios es Cabeza sobre Jesucristo, es indudablemente la autoridad que legisla sobre la persona del Hijo. Esta clara enseñanza es contraria a la doctrina de la Trinidad.
Más adelante, el mismo apóstol sigue indicando que en el cielo Jehová es superior al Hijo siempre, hasta la eternidad:
“Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a el todas las cosas, para que Dios sea todo en todos” (1 Corintios 15:28, leer desde el versículo 24, RV).
¿Observa usted a Jesús como un hijo sumiso según esta cita bíblica, o como alguien que se considera igual a Dios? Es menos objetable la apreciación de un Jesús obediente, aún cuando goza de mucho poder. Su rango subordinado se manifiesta casi siempre en todo evento ocurrido en el cielo. Al final de los tiempos, Jesús se sujeta al Padre (se somete a su autoridad) para que Él sea ‘Dios de todo en todos’, donde claramente quedan excluidos el Hijo y el Espíritu Santo. Por todas las Escrituras se da testimonio de la superioridad de Jehová con respecto a su Hijo.
En el versículo 24, del mismo capítulo, se dice que ‘Jesús entrega el reino a su Dios y Padre’. Entregar algo significa desprenderse de ese algo. Jesús se desprende del reino y lo regresa a Jehová. En Mateo 28:19 Jesús dijo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la Tierra”. Antes que se la dieran, no la tenía, y después de que “entrega el reino a su Dios y Padre”, deja de tener esa posesión. ¿Observa usted que Jesús disfrute de divinidad absoluta e igualdad con el Padre si todo lo que hace está condicionado por los estatutos de Dios?
El poder de Jesús es limitado siempre
Muchos afirman que como el hombre Jesús hizo milagros, era Dios, eran prueba de su Deidad como parte intrínseca de la Trinidad. Sin embargo, así como recibía de su Padre lo que tenía que decir, también recibía de Dios poder para hacer esos milagros.
Cuando Jesús realizaba un acto milagroso, hacía antes una oración para pedir la ayuda de Dios. El día que resucitó a Lázaro, oró antes: “Padre, te doy gracias porque me has oído. Cierto, yo sabía que siempre me oyes; pero a causa de la muchedumbre que está de pie en derredor hablé, a fin de que crean que tú me has enviado”. (Juan 11:41, 42). “Y el que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo siempre hago las cosas que le agradan” (Juan 8:29).
El que Jesús tuviera que pedir poder al Padre para hacer milagros, muestra que en sí mismo no subsistía el poder; de otro modo no hubiera sido posible que lo mataran. Ninguno de esos relatos bíblicos tendría sentido si Jesús “nunca dejó de ser Dios”.
Ese poder, el espíritu santo, emana de Jehová y lo dio a quien quiso. Por ser Jesús su Hijo primogénito, en incontables momentos de su vida humana lo dotó de esa fuerza poderosa, además de que así probaba que era el enviado de Dios.
¿Y qué decir de su resurrección? ¿Se resucitó a sí mismo? No, pues la muerte es un estado de inexistencia y Jesús dejó de existir durante tres días. ¿Cómo le hubiera sido posible resucitarse a sí mismo? La Biblia es clara a este respecto: Dios nuevamente le dio la vida a Jesús:
“Pero Dios lo resucitó desatándolo de los dolores de la muerte, porque no era posible que él continuara retenido por ella” (Hechos 2:24).
Jehová el Padre empleó su poder para darle la vida otra vez a Jesucristo. Pregúntese, ¿quién tiene más poder? ¿Jesús, o Dios? ¿No es este hecho prueba de que Jesús y el Padre no son “igualmente omnipotentes”? Jesús resucitaba a seres humanos, más el no podía darse la vida a sí mismo; sólo el Padre podía, porque como dice el Salmo 36:9 Jehová es “la fuente de la vida”.
Dios el Padre es siempre superior a Jesús, en la Tierra y en el cielo. Jesús está subordinado al Padre, y por eso la Biblia no enseña la divinidad de Cristo al estilo trinitario. Jesús no es Dios ni es igual a Dios.
¿Existe Jesús
desde la eternidad?
Antes de nacer como hombre en la Tierra, Jesucristo ya había tenido una existencia celestial, que se remonta a miles de millones de años atrás, una cifra de años inimaginable e imposible de calcular. “Además, ningún hombre ha ascendido al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre” (Juan 3:13). Es creen los que rechazan la Trinidad.
Por otra parte, los que creen en la Trinidad piensan que Jesús es eterno como Dios, que son iguales, y que él no pudo haber sido creado ni tener un principio. Considere los siguientes textos bíblicos que le ayudarán a tener una comprensión más amplia.
Jesús es el Hijo de Dios
Si usted cree sinceramente en la Trinidad, ¿se ha preguntado alguna vez por qué, si Jesucristo es igual a Dios, es llamado Hijo? ¿Cómo puede él ser el Hijo de Dios y existir al mismo tiempo que Dios? Difícilmente alguien podría dar cabida a la idea de que un hijo humano y un padre humano nacieron el mismo día. Naturalmente, un padre es mayor a su hijo unos veinte o treinta años. ¿Tiene que ser así en el caso de Dios?
Si fuimos creados a Su imagen, fue para que pudiésemos imitar de forma relativa sus cualidades sobresalientes; lo relacionado con la humanidad y la relación carnal que existe entre familiares y parientes no serían la excepción.
Dios tiene un hijo; los padres humanos tienen hijos. Los padres existen antes que sus hijos. ¿No cree usted que el Padre –Jehová Dios– tuvo que existir antes que su Hijo? Jesucristo es llamado Hijo sencillamente porque nació en algún momento de la corriente del tiempo. Si no fuera así, él no sería llamado Hijo; la Biblia utilizaría otro término, como “hermano”, para expresar su igualdad con Dios.
Esto es prueba de que Jehová existe antes que Jesús.
¿Quién resucitó a Jesús?
Cuando Jesús murió, dicen las Escrituras que Jehová lo resucitó. ¿Estuvo realmente muerto el Señor Jesucristo? Si hubiese tenido una muerte simbólica, todo su sacrificio sería un engaño, pero no fue así. Estuvo muerto, es decir, permaneció en un estado de inexistencia por tres días. Este espacio de tiempo fue como aquel durante el cual no existió, antes de ser creado.
Por segunda vez, Jehová aplicaba su potencia para proporcionar existencia a su Hijo. Pues si esto no fue así, ¿quién vivificó a Jesús? Esto establece otra prueba de que Dios puede existir sin que su Hijo exista, pero Jesús no puede permanecer si Jehová no existe antes que él.
“Porque aunque fue crucificado en debilidad,
vive por el poder de Dios”
(2 Corintios 13:4 RV).
"Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así ha concedido también al Hijo tener vida en sí mismo" (Juan 5:26 NM)
¿Engendrado, o creado?
Aunque las iglesias no creen en un Jesús creado, si creen en un Jesús engendrado. ¿No es lo mismo engendrar que crear en el ámbito celestial? Para las iglesias no. La opinión de que Jesús fue creado por Dios equivale a inferioridad; no hay igualdad en eternidad. La idea de que Jesús fue engendrado equivale a igualdad con Dios. ¿Cómo se explica esto?
Según las analogías de los trinitarios, un humano, engendra humano; un animal, engendra animal; la luz, engendra luz; Dios, engendra Dios. Los humanos no crean, si no que engendran. Dios no crea –dicen los trinitarios– engendra a Jesús. Esta símil escasea de soporte bíblico sólido, y al igual que la definición de la Trinidad, carga con fallos y contradicciones. Para esto, ilustrémoslo de la siguiente manera:
Un hombre, Médico Estomatólogo, (a quien llamaremos José) engendró un hijo. José nació el 1 de enero de 1974, su hijo nació el 1 de febrero de 2004. Aunque este humano engendró otro humano, ¿quién es mayor? Dentro de 20 años, el hijo que engendró José tendrá conocimiento de muchas cosas que de bebé le era imposible conocer, y al igual que su padre, cursará estudios de Odontología. Aún así, ¿quién tendrá más conocimientos y experiencias que le han enseñado a vivir mejor? ¿José o su hijo?
Dios no formó a otro Dios para que juntos fueran un solo Dios. Engendró a un hijo que ha imitado siempre las cualidades divinas de su Padre, terrenal y celestial. Más que un engendramiento, la existencia de Jesús es una obra de creación de Jehová.
Si bien un ser Todopoderoso creo a un ser poderoso, nunca hay igualdad entre ellos. Jesús nunca se consideró igual a Dios:
“Porque el Padre es mayor que yo”
(Juan 14:28).
Si los trinitarios aceptan la idea de que Jesús fue engendrado (no creado) por Dios el Padre, ¿quién necesariamente tuvo que existir antes para ser el engendrador? El ser que engendra (Jehová) es la fuente de poder que da vida al ser engendrado (Jesús).
Decir que Jehová y Jesús existen al mismo tiempo de la eternidad, y no obstante que Jesús fue engendrado por Dios, es una notable contradicción, algo tan característico de la doctrina de la Trinidad. Es más que obvio que Jehová, el Dios Todopoderoso, existe antes que Jesús, quien fue creado, o engendrado, por la omnipotencia de Dios. Esto es una clara indicación de que Jesús no es eterno como el Padre:
“Pues Aquel [Jesús] que fue engendrado por Dios le guarda” (1 Juan 5:18 RV)
“Jehová me ha dicho: Mi hijo [Jesús] eres tú; yo te engendré hoy” (Salmo 2:7 RV).
Estos versículos dan prueba de que Jehová fue quien dio vida a Jesús, tal como le dio vida nuevamente cuando lo resucitó. Y si Jesús y Jehová son iguales, ¿por qué no se nos dice que Jesús haya engendrado a Jehová? La Biblia siempre trata de demostrarnos por lógica quién es el mayor.
Además de estos versículos, hay otros que llaman a Jesús el “Primogénito” de toda la creación y el primero en ser creado.
El Primogénito de toda la creación
Jesús fue creado por Dios. La Biblia lo dice claramente:
“Él [Jesús] es la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación” (Colosenses 1:15).
De acuerdo al significado básico de “primogénito”, este vocablo indica que Jesús es el mayor de los hijos creados de Dios. Sin embargo, los trinitarios tratan de darle otro significado a este vocablo para desvirtuar el claro mensaje de este versículo.
Según ellos, dicen que aquí “primogénito” significa principal, excelentísimo, el más distinguido con relación a los que sí habían sido creados, dando a entender que Jesús no forma parte de la creación. Antes de Colosenses 1:15, la expresión “primogénito de” se usa más de 30 veces en las Santas Escrituras, y en cada caso tiene el mismo sentido en que se aplica. Por ejemplo, “el primogénito de Israel” es uno de los hijos de Israel; “el primogénito de Faraón” es uno de la familia de Faraón; “el Primogénito de la creación” es uno de los que han sido creados.
Muchos trinitarios no han caído en la cuenta de que un primogénito siempre forma parte del grupo mencionado. Es inverosímil la idea de un primogénito de una familia que en realidad no es parte de esa familia. Si Jesucristo es el primogénito (el más prominente) de la creación, es sin lugar a dudas una clara indicación de que él forma parte de esa creación. Colosenses 1:15 indica que Jesucristo fue creado; es el mayor de los hijos creados del Padre celestial.
Si la interpretación trinitaria es correcta en Colosenses 1:15, ¿por qué no dice que el Padre y el “Espíritu Santo” son también primogénitos de la creación? Tendría que ser así si la Trinidad es bíblica y si el apóstol Pablo estaba diciendo que Jesús es el excelentísimo con relación a los que sí habían sido creados.
Además de enseñarnos que Jesús fue creado, la Biblia dice que él fue la primera creación de Dios
“Estas son las cosas que dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio [griego: arkhé] de la creación por Dios” (Revelación 3:14).
¿Cuál puede ser la conclusión lógica de este versículo? ¿Cómo debe traducirse? Hay quienes adoptan el parecer de que lo que el texto quiere decir es que el Hijo principió la creación de Dios. ¿No le parece que esta es una forma bastante osada de desviar una creencia fácil de deducir? La conclusión lógica es que el Testigo Fiel y Verdadero, Jesucristo, es una creación, el primero de lo que ha sido creación de Dios, y, por lo tanto, tuvo principio al igual que los ángeles y el universo.
Un ser creado que participó en crear
Las Escrituras revelan que Jesús no es eterno (1 Corintios 13:4; 1 Juan 5:18; Salmo 2:7; Colosenses 1:15; Revelación 3:14). Sin embargo, después de principiada su existencia, contribuyó al lado de su Padre celestial en crear lo visible y lo invisible.
Según los astrónomos, el Universo tiene una edad aproximada de 15 mil millones de años. En consecuencia, podemos saber que el tiempo de existencia de Jesús se puede contar en miles de millones de años. Para la mente humana, hablar en millones de años es incomprensible. Realmente, él existe desde tiempos remotos que no se pueden calcular. Pero Jehová Dios, el Señor Soberano del universo, existe desde la eternidad, aún antes que el tiempo, la materia o el espacio. Su existencia no tiene principio. Como se ha mostrado, quien existe inmediatamente después de Jehová es su Hijo. Por eso, las Escrituras muestran a Jesús como ayudante de la creación.
“Y Dios pasó a decir: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza […]”. (Génesis 1:26).
Dios conversa aquí con su Hijo. Él participó en crear al hombre. Jesús estaba hecho a la imagen de Dios. El hombre, evidentemente, fue creado a la imagen de Jehová y Jesús, no a la imagen de la Trinidad.
Algunos trinitarios creen que aquí Dios está hablando a los componentes de la Deidad Trina, puesto que dice “hagamos”. Si el espíritu santo fuera una persona esa interpretación sería correcta, pero no lo es. Es sencillamente inverosímil tratar de encerrar en este texto bíblico la enseñanza trinitaria.
“Hagamos” no forzosamente tiene que significar tres. Plural es un adjetivo que significa dos o más personas implicadas. Es evidente que Génesis 1:26 habla de solamente dos personas, porque las Escrituras además de presentar al Padre como el Creador universal (1 Crónicas 29:11), también presentan al Hijo como alguien que participó en la creación de las cosas. En Colosenses 1:16 se nos dice que "todo fue creado por medio de él", es decir, el Padre empleó a su Hijo como ayudante en crear tiempo, materia y espacio: el universo. Pero cuanto al espíritu santo ni indirectamente se sugiere la idea de que haya participado en la creación como si se tratase de una persona.
Según las Santas Escrituras, la existencia de Jesucristo se originó a partir de la voluntad y el poder de Jehová; en efecto, él tiene principio. El único ser que existe desde la eternidad es Jehová, el Padre; nadie más.
Errores
que saltan a la vista
Las iglesias que profesan el dogma trinitario concuerdan plenamente con la fórmula que se estableció en el Concilio de Constantinopla. La Iglesia Católica, autora de aquel concilio, dice:
“La Trinidad es el término con que se designa la doctrina central de la religión cristiana. Así, en las palabras del Credo de Atanasio: ‘el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios, y sin embargo no hay tres Dioses, sino un solo Dios’. En esta Trinidad, las Personas son coeternas y coiguales: todas, igualmente son increadas y omnipotentes.”
Si analizamos cuidadosamente los preceptos contenidos en la fórmula de esa doctrina tratando de armonizarlos con las Escrituras, invariablemente encontraremos una serie de notables errores que erigen una discordancia al propio dogma y a las doctrinas fundamentales de las Escrituras. Se pondrá de manifiesto que los que propusieron esa doctrina no prestaron la debida atención a las enseñanzas de la Biblia cuando fusionaron elementos filosóficos, bíblicos y paganos.
Los creyentes en la Trinidad se autoconvencen de que su doctrina es un misterio divino, y que, como proviene de Dios, la limitada mente humana no la puede comprender, aunque no deja de ser esencial para la salvación profesarla como dogma de fe, y no de razón. Afirman que el espíritu santo es “quien” revela este dogma a los verdaderos entendidos, y que ni la lógica, ni el razonamiento o la coherencia pueden medir a la doctrina de la “Santísima” Trinidad. Este autoconvencimiento dificulta que los trinitarios puedan ver la gran carga de errores que conlleva un misterio verdaderamente confuso y humano.
Pero este tema tratará de ayudarle a ver que la Trinidad no es un misterio divino, “un enigma proveniente de Dios”, sino un complejo entramado de conceptos irracionales atestados de filosofía griega (platonismo y neoplatonismo), pues la definición de la doctrina de la Trinidad es en sí misma contradictoria, salta el límite de lo absurdo y es difícil de entender, pues es contraria a la razón y a la lógica simple; pero, sobre todo, está en frontal oposición a las enseñanzas de las Escrituras Hebreas, de Jesucristo y sus apóstoles.
¿Trinitarios monoteístas?
Casi todos los que creen en la Trinidad, afirman ser monoteístas, es decir, que adoran a un solo Dios. ¿Es esto realmente así? Todo trinitario adora no solo al “Dios Padre”, adora también al “Dios Hijo” y adora al “Dios Espíritu Santo”. ¿A cuántos dioses están adorando los que creen en esa doctrina?
Desde luego, llamarlos “Dioses” evidenciaría que son politeístas, y “politeísmo” es una palabra que no forma parte de la teología católica y protestante. No obstante, sí es una palabra que está siempre presente en la práctica religiosa de católicos, protestantes y ortodoxos. Por eso, los teólogos han preferido denominar “personas” y no “dioses” a los componentes de la deidad trinitaria. ¿Cuánta diferencia puede existir entre ambas expresiones dentro del contexto que estamos analizando? En realidad, ninguna.
¿A cuántas personas adoran los trinitarios? Esta pregunta sí es admisible a los teólogos. Ningún trinitario duda en responder que la adoración la da a tres personas. ¿Puede alguien que se considera cristiano ser monoteísta y a la vez adorar a tres personas?
Ahora es más comprensible el porqué se han acuñado frases como “adoramos a un solo Dios en Trinidad” o “la triple personalidad de Dios”. Sin embargo, estas frases que expresan la fe de la feligresía trinitaria no son más que subterfugios que ocultan el verdadero carácter politeísta del dogma trinitario.
Aún cuando los trinitarios aparentan adoración a un solo Dios, a este “Dios” se le divide en tres partes y a cada parte se le llama “Dios”. ¿La parece coherente esta idea?
Padre Dios (1) — Hijo Dios (2) — Espíritu Santo Dios (3)
¿Cuántos dioses suman en total? ¿Puede usted considerar esa afirmación como una prueba de monoteísmo o politeísmo? Y para confundir aun más, la definición de esta doctrina termina diciendo que no son tres dioses, sino sólo uno. ¿Existe coherencia entre estos conceptos y la Palabra de Dios? ¿A cuántas personas adoraban los cristianos del primer siglo? ¿A una, o a tres? ¿Dios es uno, o es tres?
“Escucha Israel: Yahveh, nuestro Dios, Yahveh es uno” (Deuteronomio 6:4 Bover-Cantera).
¿Por qué enseñar que Dios es tres, si su Palabra expresa claramente que Él es uno? Según el análisis gramatical de ese versículo, la palabra “uno” no tiene calificativos en plural que insinúen que signifique más de una persona.
“Pero Dios es uno” (Gálatas 3:20, RV).
Ya que la opinión de los trinitarios es que en el “Nuevo Testamento” se encuentra más desarrollado el concepto de un Dios Trino, ¿por qué el apóstol Pablo no optó por decir “Dios es tres”?
¿“Dios Hijo”?
La frase “Dios Hijo” no aparece en ningún versículo de las Santas Escrituras. ¿Cómo puede el Hijo ser Dios y a la misma vez ser su propio Hijo? ¿El Hijo de Dios es Dios?
Si la Biblia tratara de transmitirnos la idea de que Jesús y el Padre son exactamente iguales, no utilizaría la palabra “Hijo” que es un calificativo que en las Escrituras se otorga exclusivamente a Jesucristo y nunca a Jehová. Si la igualdad entre el Hijo y el Padre fuera una noción correcta, la Palabra de Dios no tendría ningún inconveniente en llamar a Jehová el Hijo de Jesús, tal como Jehová llama a Jesús el Hijo de Dios.
La expresión Hijo de Dios denota una relación similar a la que existe entre un hijo y un padre humanos. Un hijo siempre será menor a su padre en edad y en conocimiento. Pues, ¿quién nace primero? ¿El hijo o el padre?... De igual manera, Dios el Padre tuvo que existir antes que Jesús el Hijo para darle existencia y propiamente llamarlo “mi Hijo”. Nunca se ve que Jehová llame a Jesús “mi Padre” o que Jesús llame a Jehová “mi Hijo”. Ciertamente, la expresión “Hijo de Dios” denota que el Padre existe antes que Jesús; mientras que la expresión “Dios-Hijo” es antibíblica e ilógica.
Dios, ¿una sustancia, o una persona?
En la cristiandad, la palabra “Dios” no es indicación de una persona, sino de una sustancia que se aplica en la misma medida al Padre, al Hijo y al espíritu santo; son “consustanciales”. Esto puede ser muy complicado para la mente de un trinitario. ¿Por qué? “Dios” es la “Sustancia”, la Trinidad, la entidad que comparten tres personas. Esto significa que, desde un punto de vista trinitario, cuando aparece la palabra “Dios” en la Biblia es una indicación de Trinidad.
En Juan 14:1 Jesús dijo: “Ejerzan fe en Dios, ejerzan fe también en mí”. ¿Estaría diciendo Jesús: “Ejerzan fe en la Trinidad, y fe en mí también”? Aquí ya no sería una trinidad sino un cuarteto. Es demasiado absurdo, pues se supone que Jesús es la segunda persona de la Trinidad, y en este versículo bíblico él mismo estaría excluyéndose de Dios, o sea, de la sustancia. Pero si hacemos a un lado el dogma trinitario, es claro que Jesús está aconsejando a sus apóstoles que tengan fe, primero, en Dios —el Padre—, y luego en él. Casi siempre que la Biblia usa la palabra “Dios” se refiere a UNA PERSONA, al Padre, no a una “sustancia”.
La Trinidad no podría sostenerse si no se enseñara que Dios no es una persona, sino una sustancia. Sin embargo, el resultado es desastroso: altera por completo la armonía de la Palabra de Dios y la hunde en un abismo de inconsistencias.
¿Trinidad en la Biblia?
Los trinitarios admiten que la palabra “Trinidad” no se encuentra en la Biblia, pero su esencia sí. Lo cierto es que tampoco se encuentran las frases “Dios Hijo” y “Dios Espíritu santo”; tampoco se encuentran las frases “tres en uno” o “tres personas y un solo Dios”; ni mucho menos las palabras “Tri-Unidad”, “Deidad Trina y Una” o “Tres personas y una sola sustancia”. No hay registro bíblico de las frases “Dios y hombre a la vez”, “Dios Trino”, “Dios-Hombre”. No, ni la palabra Trinidad ni su esencia se encuentran en las Escrituras.
Si la Trinidad era la doctrina central del cristianismo que Jesús fundó, todas esas frases y palabras debieron de haber sido de uso cotidiano en los cristianos de tiempos apostólicos. Todo apunta a que ellos desconocían por completo la Trinidad.
Saltando el límite de lo absurdo
Muchos que creen en la Trinidad afirman que esta doctrina “está más allá de la razón humana”. Tanto en la Palabra de Dios como en la creación física existen asuntos que escapan a la comprensión humana; aun así, las conjeturas y los conceptos contradictorios no forman parte de ellos. Sin embargo, la Trinidad no es una doctrina que esté más allá de la razón humana; es más bien una doctrina contraria a la razón humana. Las siguientes preguntas le ayudan a ver esto.
Si la Trinidad es la doctrina central de las Escrituras, ¿por qué ningún siervo de Dios utilizó dicho término jamás, pero Tertuliano sí, quien es muy posterior a la muerte del último apóstol, Juan?
Si el “Espíritu Santo” es Dios, ¿por qué nunca se le describe conversando con el Padre o con el Hijo?
¿Por qué católicos y protestantes han acuñado la frase “Dios Espíritu Santo” cuando en realidad no aparece en ninguna parte de las Escrituras?
¿Por qué llamar a Jesús “Dios Hijo” si tal expresión no aparece en la Biblia?
¿Por qué la cristiandad practica la adoración al espíritu santo si no existe ninguna cita bíblica que lo apruebe?
Si el “Espíritu Santo” es Dios y Dios tiene un Hijo, ¿es Jesús el “Hijo del Espíritu Santo”?
Si Dios es una Trinidad, y Jesús es Dios y estuvo muerto, ¿estuvo muerta la “Santísima Trinidad” durante tres días?
Si Jesús era Dios en la carne, el Dios Todopoderoso, y María fue la madre de Jesús, quien realmente era Dios, ¿fue María la madre del Dios Todopoderoso?
Si Jesús es Dios y Jesús estuvo nueve meses en el vientre de María, ¿estuvo el Dios Todopoderoso en el vientre de una mujer?
Si Jehová es Jesús, y son iguales, y Jesús llamaba a Jehová “mi Dios”, ¿por qué Jehová no llama a Jesús “mi Dios”? ¿Por qué Jesús no llama a Jehová “mi Hijo”?
Si Jesús como humano siendo “totalmente Dios” pasó por sus respectivas etapas biológicas, ¿fue Dios un bebé, después un niño y luego un adolescente?
Jesús dice que sus seguidores son sus hermanos (Mateo 28:10). ¿Son sus seguidores “hermanos de Dios”?
Sí, una doctrina contraria a la razón humana, a la Biblia en general y a las enseñanzas de Jesucristo. Estos son tan solo algunos de los errores fáciles de detectar que saltan a la vista, pero hay otros que no muchos han podido percibir.