La palabra jehová, es el resultado de una interpretación errónea.
La secta de los testigos de jehová están equivocados y no lo pronuncian correctamente...
La pronunciación más correcta según los eruditos es Yahveh.
Les dejo un análisis que me encontré en la web:
Es importante saber que la palabra “Jehová” no existió hasta aproximadamente en los años 700-900 de nuestra era.
La razón de esto es que el Antiguo Testamento estaba escrito solamente con las puras letras consonantes, las vocales no se escribían pero se sabían y usaban gracias a la tradición. En realidad muchos pueblos semíticos antiguos hacían eso con sus escritos, pues la forma y costumbre de ellos en el proceso de comunicarse, no era precisamente la escritura, sino el lenguaje oral o de palabra.
Para explicar esto de una manera más sencilla piense que si se quería escribir Juan, ellos solamente ponían las consonantes Jn y al verlas sabían por su tradición que eso significaba Juan=Jn Cuando ellos querían poner Marcos solamente escribían Mrcs. Entonces desde antes del tiempo de Jesucristo hasta el año 700 de la era cristiana los judíos lo entendían así. Pero del año 700 al 900 varias familias de judíos llamados MASORETAS, empezaron a poner las vocales a todo al Antiguo Testamento y lo lograron excepto con el nombre de Dios.
Cuando encontraban algún pasaje bíblico que hablaba del nombre de Dios como Ex 3,14 veían su tradición y no encontraban nada de las vocales, solamente las consonantes YHWH (tetragrámaton). Esto se debía a que los judíos dejaron de pronunciar el nombre de Dios a partir del cautiverio o destierro en Babilonia en el 587 antes de Cristo para evitar que fuera utilizado en vano o profanado por los paganos.
Para evitar el uso vano o profano de su santo nombre, lo que hacían era guardar silencio en señal de respeto o usar otros términos como títulos, usaban Adonai = Señor o Sebaot = Señor de los ejércitos o Elohim=un sólo Dios. También al margen de las letras YHWH pusieron Adonai=Señor como un recordatorio.
De esta manera todo el Antiguo Testamento ya se podía leer con las vocales y consonantes. Excepto el nombre de Dios, del cual sólo quedaron las cuatro letras YHWH.
El error vino después, cuando algunos Masoretas se imaginaron que las vocales de Adonai (aoai) había que colocarlas en las letras YHWH y de allí salió la palabra Jehová = YaHoWaH.
«Yahveh» es una forma del verbo «havah» (ser, existir) y significa: «Yo soy el que es» y «Jehová» no es ninguna forma del verbo «ser».
La forma latinizada más popular para el tetragrámaton (YHVH) es Yahveh (o Iahveh, en latín) y, durante la Edad Media, lo fue JeHoVá (o IeHoVa, en latín), por pura costumbre derivada del error de los Masoretas.
La gran mayoría de los hebraístas -y algunos eruditos judíos-, han acordado en que la pronunciación Yahveh es la que se utilizó en los inicios de la humanidad, pero otros sostienen que por siglos de desuso y aún por la peculiaridad del idioma hebreo antiguo, en cuyo alfabeto no existían vocales escritas, hicieron que la pronunciación exacta se perdiera.
Una pista sobre la etimología de la frase latinizada Yahveh es la pronunciación de la forma abreviada del “tetragrámaton”, cuya raíz hebrea es: IáH (יה : iud + hey). Se la considera la palabra más antigua para alabar a Dios; expresión contenida en la conocida frase (en todos los idiomas):
aleluyah (Hallelu-YaH: “alabad a Yahveh”).
Ahora bien, sobre la forma latinizada “Jehová”, se sabe que ésta nació de una concepción errónea, es decir: desde el siglo VII d. C., el equipo de Naqdanim o punteadores (del texto Bíblico), empezaron a fijar las vocales escritas para el hebreo. Cuando lidiaron con el nombre de Dios solamente le asignaron las vocales según el contexto de las palabras usuales para Dios:
Algunos traductores usaron asimilaciones que no se ajustaban a la pronunciación tradicional del pueblo hebreo, por ejemplo, si aparecen juntos Adonai y YHVH, a este último le corresponden las vocales de Elohim o por puro efecto artístico, las vocales de Hashem; tomemos por ejemplo el texto hebreo de Is. 61:1
א רוּחַ אֲדֹנָי יְהוִה עָלָי יַעַן מָשַׁח יְהוָה אֹתִי
rúaj 'Adonay elohim (escrito YeHoWiH) 'alay, ya'an mashaj Hashem (escrito YeHVaH) 'otí... “el espíritu de 'Adonai 'Elohim está sobre mí, porque Hashem me ungió”...
De modo que el traductor español antiguo creyó ver en la secuencias letra-vocal del Nombre Divino una real pronunciación, mas aquello era sólo una convención al momento de leer el Nombre. Como se puede ver, se concentró en la forma más abundante, YeHoVaH, y de ahí pasó como Jehovah, muy alejado del original hebreo, pues es finalmente el resultado de las consonantes del nombre YHVH, con las vocales del título “mi Señor”: “Adonai”.
Por consiguiente aquellos rabinos al intentar realizar la traducción utilizaron como base las vocales de la palabra ‘Adonai’ (que significa Señor) trasladándolas al tetragrama YHWH. Para realizar tal operación, anularon todas las consonantes, incluida la ‘i’ (que también era considerada una consonante). Luego a la vocal ‘a’ la modificaron por la ‘e’, ya que la primera traía dificultades de pronunciación y significado (es decir, ‘Yaehová’), quedando entonces solo las vocales ‘e-o-a’. Al trasladar éstas al tetragrama YHWH quedó conformada la palabra ‘YeHoWa’. De ese acto arbitrario de traducción es que surgió la palabra Jehová.
Posteriormente, ese error fue repetido por los exégetas o intérpretes de las Sagradas Escrituras de los siglos XVI al XIX, dada la falta de un conocimiento mayor del idioma utilizado por los escritores sagrados.
Recordemos que recién a comienzos del s. XIX –a través de estudiosos como Jean Francois Champolión y otros- pudo ser descifrado el significado de los jeroglíficos egipcios, con el descubrimiento de la piedra de roseta, así como otros escritos antiguos, por lo que el conocimiento que hoy en día se ha alcanzado de los idiomas y/o lenguas de la antigüedad, permite corregir viejos errores, cosa que anteriormente no se podía.
Seguramente que Charles Rusell, que fue el fundador de los Testigos de Jehová en 1876, no sabía nada de esto, y por eso lo puso como un distintivo de quienes supuestamente usarían el verdadero nombre de Dios, pero les salió todo lo contrario, porque promueven un nombre incorrecto.