anonymous
2008-11-21 20:31:40 UTC
El lado oscuro de la historia de los Papas
Ambiciosos, polígamos, infieles, mafiosos y conspiradores, los Papas del pasado sucumbieron a las tentaciones del poder representado por la Iglesia Católica. Sus vidas no recuerdan en nada a la imagen de "santidad" que hoy se intenta dar a los Pontífices que son elegidos en la Capilla Sixtina para ocupar el trono del Vaticano. Todo indica que cuando Jesús habló de la "Iglesia de Pedro" no estaba pensando en las intrigas del poder trasnacional vaticano El propio Pedro, escogido por Jesucristo para ayudarle en la tarea de "edificar la Iglesia", era un pescador, un hombre simple que dejó "todo" para seguir a su Maestro pero que tuvo al menos una hija. A partir de ahí, las historias se multiplican.
Nicolás II, 1059-61, bajo cuya administración la elección de los Papas se le quitó al Emperador y se puso en manos de los cardenales (desde entonces todos los Papas, con pocas excepciones tales como los de Avignon, han sido nombrados de entre el clero Italian Gregorio VII (Hildebrando) 1073-85, se propuso como objetivo reformar al clero. Los dos pecados prevalentes del clero eran la inmoralidad y la simonía.
Para combatir la simonía (la compra de puestos eclesiásticos con dinero), combatió el derecho del emperador de nombrar a dignatarios eclesiásticos. Prácticamente todo obispo y sacerdote había comprado su puesto, pues la iglesia era dueña de la mitad de las propiedades y tenía grandes rentas y el sacerdocio era un buen medio de vivir, lujosamente.
Los reyes solían vender los puestos eclesiásticos al más alto postor haciendo caso omiso de su idoneidad y carácter. Esto llevó a Gregorio a una lucha acerba contra Enrique IV, emperador de Alemania. Finalmente el emperador depuso a Gregorio, quien a su vez lo excomulgó y depuso a Enrique. Sobrevino la guerra, y por fin Gregorio fue arrojado de Roma, y murió en el exilio.
Pero había hecho el Papado en gran parte independiente del poder imperial. Repetidamente se había llamado a si mismo, "Señor de reyes y príncipes". y había hecho valer sus pretensiones.
Es sabido que los papas Juan XIX y el español Alejandro VI, llamado el Papa Borgia, pagaron una fortuna por sus nombramientos. Más astuto, Sixto V fingió estar enfermo hasta que los cardenales, que deseaban un pontificado corto, lo eligieron Papa a finales del siglo XVI, cargo en el que se mantuvo durante años con un vigor inusitado.
Bonifacio VII, asesinó al Papa Juan XIV, y se mantuvo sobre el trono papal mediante el reparto pródigo del dinero robado entre sus cómplices del poder.
Benedicto IX, 1033-45, fue hecho Papa siendo niño de 12 años, mediante convenio monetario con las poderosas familias reinantes en Roma. Según los eruditos, sobrepasó en maldad a Juan XII, durante su reinado se incrementaron los asesinatos y adulterios.
Clemente II, 1046-7, fue nombrado Papa por el Emperador Enrique III de Alemania, por cuanto no se hallaba a ningún clérigo romano que fuera exento de la contaminación de simonía y fornicación.
El obispo de Orleans, refiriéndose a Juan XII, Leo VIII y Bonifacio VII, les llamó "monstruos de culpabilidad, llenos de sangre e inmundicia anticristos sentados en el templo de Dios."
Sergio III, (904-11 D.C.) tenía una concubina, Marozia, quien junto a su madre Teodora (esposa o viuda de un senador romano) y su hermana "llenaron la silla papal de sus amantes e hijos bastardos, e hicieron del palacio papal una cueva de ladrones." En la historia este periodo se denomina la "Pornocracia", o "Reinado de las Rameras" (904-963).
Leyenda o realidad, estas historias muestran que el reinado "espiritual" del Vaticano se ha modelado durante siglos por la ambición de los hombres en su búsqueda insaciable del poder terrenal.
Alejandro VI envenenaba sistemáticamente a los cardenales, tuvo 9 hijos ilegítimos y cometió incesto con su hija Lucrecia. Adriano II fue nombrado Papa pese a estar casado y tener una hija. Ambas fueron decapitadas.
Esteban VI, Papa de 896 a 897, hizo exhumar a uno de sus predecesores, Formoso, para juzgarlo post mortem, mutilar su cadáver y arrojarlo al río Tíber.
La leyenda dice también que una mujer ocupó el trono de Pedro en el siglo X. La papisa Juana se hizo pasar por hombre y habría sido elegida como Juan VIII. Una versión dice que murió dando a luz en una procesión en la que la multitud la apedreó, encolerizada por la mentira.
En la Edad Media, casi ningún Papa falleció de muerte natural y la mayoría sucumbió en guerras, envenenados, muertos de hambre en prisión o quemados vivos.
Otros tuvieron muertes terriblemente banales: Benedicto XI murió en 1304 comiendo higos y Pablo II, en 1471, por una indigestión de melones.
Los Papas de hoy no libran cruzadas ni son polígamos, pero la Iglesia es víctima de otros escándalos que enturbian su imagen de igual manera, como la pederastia en el caso de sacerdotes estadounidenses o el olvido del voto de pobreza.