Lee las citas de tu biblia por favor.
Nuestro planeta NO será destruido por ningún cataclismo. ¿Por qué decir eso con tanta seguridad? Porque, según lo que Dios promete, a la Tierra “no se le hará tambalear hasta tiempo indefinido, ni para siempre” (Salmo 104:5). La Biblia dice que aunque “una generación va y otra generación viene, la tierra permanece para siempre” (Eclesiastés 1:4, La Biblia de las Américas).
Isaías 45:18 dice que Jehová es “el Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, Él, Aquel que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser habitada”.
Algunas personas temen el Armagedón, pues creen que los terroristas, las naciones belicistas o los desastres que escapan al control humano provocarán un cataclismo mundial, tras el cual la Tierra no podrá albergar vida. Otras piensan que llegará el día en que Dios mismo se enfurecerá y destruirá nuestro planeta y todo lo que contiene. ¿en qué consiste exactamente “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en Armagedón? (Revelación 16:14, 16.)
NO TODOS los humanos perecerán en Armagedón. ¿Cómo lo sabemos? La Biblia nos asegura que “Jehová sabe librar de la prueba a personas de devoción piadosa, pero reservar a personas injustas para el día del juicio para que sean cortadas de la existencia” (2 Pedro 2:9). Así pues, estamos seguros de que Dios mantendrá un perfecto control de su inmenso poder. Únicamente se enfrentarán a su ira en Armagedón quienes desafíen la soberanía divina. NO HABRÁ VICTIMAS INOCENTES (Salmo 2:2, 9; Génesis 18:23, 25).
La Biblia también dice que Dios va a “causar la ruina de los que están arruinando la tierra” (Revelación 11:18). Por tanto, queda claro que Jehová no tiene la intención de destruir el planeta, sino la sociedad humana malvada que se opone a su gobierno.
Hay que reconocer que algunas profecías bíblicas sobre la venidera destrucción resultan inquietantes
El miedo se apoderará de los ENEMIGOS de Dios durante esta guerra (Revelación 6:16, 17).
¿Tienen motivos, entonces, los fieles siervos del Dios verdadero en la Tierra para temer los asombrosos acontecimientos que tendrán lugar en Armagedón? De ningún modo, pues ellos no participarán en el conflicto. Es más, JEHOVA LOS PROTEGERÁ. Con todo, los adoradores verdaderos sentirán respeto reverencial ante esta temible demostración del poder divino (Salmo 37:34; Proverbios 3:25, 26).
el apóstol Juan nos garantizó bajo inspiración: “Feliz es cualquiera que observa las palabras de la profecía de este rollo”, la cual incluye la advertencia sobre Armagedón (Revelación 1:3; 22:7). ¿Puede alguien ser feliz meditando en Armagedón?
Cuando se acerca un fuerte tifón o un huracán, las autoridades locales dan advertencias a fin de evitar la pérdida de vidas. A veces envían a la policía para avisar a la población del peligro yendo de puerta en puerta o de otras maneras. El propósito no es aterrorizar a la gente, sino ayudarla a tomar medidas que aseguren su supervivencia. Las personas con sentido común muestran por su reacción que agradecen la advertencia, y se alegran de haber actuado así.
Algo parecido ocurre con el mensaje divino de advertencia sobre el inminente “viento de tempestad” de Armagedón (Proverbios 10:25). Jehová ha dado detalles de su guerra en su Palabra escrita. Con ello no pretende asustar a las personas, sino advertirlas para que se arrepientan y se resuelvan a servirle (Sofonías 2:2, 3; 2 Pedro 3:9). Sobrevivirán QUIENES HAGAN CASO de la advertencia.
Jesús dijo lo siguiente a sus discípulos:
Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre” (Mateo 24:3, 36)
Aun sin revelarnos el instante exacto del fin de este “sistema de cosas”, “la señal” que Jesús dio nos permitiría saber en qué punto estaríamos del período de tiempo denominado “los últimos días” (2 Timoteo 3:1)
Por tanto, no tenemos que temer la venidera guerra de Dios. Más bien debemos saber qué es lo que pide Dios de nosotros para ser de las personas que Él librará de ese día y OBEDECERLE